28 de diciembre de 2009

Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios.

La Iglesia, en su misión ir por el mundo llevando la Buena Nueva, dedica un tiempo a profundizar, contemplar y asimilar el Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios; a este tiempo lo conocemos como Navidad. Cerca de la antigua fiesta judía de las luces y buscando dar un sentido cristiano a las celebraciones paganas del solsticio de invierno, la Iglesia aprovechó el momento para celebrar la Navidad.

En este tiempo los cristianos por medio del Adviento se preparan para recibir a Cristo,"Luz del mundo" (Jn 8, 12) en sus almas, rectificando sus vidas y renovando el compromiso de seguirlo. Durante el Tiempo de Navidad al igual que en el Triduo Pascual de la semana Santa celebramos la redención del hombre gracias a la presencia y entrega de Dios; pero a diferencia del Triduo Pascual en el que recordamos la pasión y muerte del Salvador, en la Navidad recordamos que Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros.

Así como el sol despeja las tinieblas durante el alba, la presencia de Cristo irrumpe en las tinieblas del pecado, el mundo, el demonio y de la carne para mostrarnos el camino a seguir. Con su luz nos muestra la verdad de nuestra existencia. Cristo mismo es la vida que renueva la naturaleza caída del hombre y de la naturaleza. La Navidad celebra esa presencia renovadora de Cristo que viene a salvar al mundo.

La Iglesia en su papel de madre y maestra por medio de una serie de fiestas busca concientizar al hombre de este hecho tan importante para la salvación de sus hijos. Por ello, es necesario que todos los feligreses vivamos con recto sentido la riqueza de la vivencia real y profunda de la Navidad.

Por último, es necesario recordar que durante la Navidad celebramos en 3 días consecutivos, 26, 27 y 28 de diciembre, 3 fiestas que nos hacen presente la entrega total al Señor :
  • San Esteban, mártir que representa a aquellos que murieron por Cristo voluntariamente.
  • San Juan Evangelista, que representa aquellos que estuvieron dispuestos a morir por Cristo pero no los mataro; el único Apóstol que se arriesgó a estar con la Virgen al pie de la cruz.
  • Los Santos Inocentes que representan a aquellos que murieron por Cristo sin saberlo.

21 de diciembre de 2009

Santo por Vocación...

Juan Pablo II, en la carta apostólica “Novo Millennio ineunte”, dice: “El ideal de perfección no implica una especie de vida extraordinaria, practicable sólo por algunos “genios” de la santidad. Los caminos de la santidad son múltiples y adecuados a la vocación de cada uno. Doy gracias al Señor que me ha concedido beatificar y canonizar a tantos cristianos, y entre ellos a muchos laicos, que se han santificado en las circunstancias más ordinarias de la vida. Ahora es el momento de proponer de nuevo a todos con convicción este “alto grado” de la vida cristiana ordinaria”.

En la historia de la Iglesia, han habido Santos de todos los colores y razas y en todo tiempo y lugar. Ninguna profesión tiene la exclusiva de la Santidad y ninguna esta excluida de ella. Hay Santos para todos los gustos, desde niños pequeños a abuelitos, de débiles doncellas a robustos soldados, de reyes o Papas a agricultores analfabetos.

Veamos algunos ejemplos:
Reyes. Luis de Francia y Fernando de Castilla. Isabel de Hungría o Isabel de Portugal.
Soldados. San Sebastián, capitán romano que murió mártir, atravesado por varias flechas.
Profesores. Don Bosco, Marcelino Champagnat.
Políticos. Tomas Moro, patrono de los políticos. Canciller de Inglaterra, decapitado por no anular el matrimonio de Enrique VIII.
Madres de Familia. Sta. Mónica, mamá de San Agustín. Sta. Francisca Romana, Catalina de Génova, Gianna Beretta Molla.
Niños. San Pelayo y San Tarsicio. Y los beatos Jacinta y Francisco, videntes de Fátima.
Sabios. San Jerónimo, San Agustín, Tomás de Aquino, Teresa de Avila, Catalina de Siena.
Indígenas. San Juan Diego, el vidente de la Virgen de Guadalupe, y Katerina Tekakwitha, apache de Estados Unidos.
Médicos. Santos Cosme y Damián, mártires de nuestra fe.
Zapateros. San Crispín y San Crispiniano, dos mártires del siglo III.
Asesoras del Hogar. Sta. Zita, desde los 12 sirvió como empleada en una familia distinguida hasta su muerte, o Angela Salawa.
Papas. Los beatos Pío IX y Juan XXIII, de feliz memoria, y otros muchos como San Pedro, San Lino, San Cleto.
Esposos. San Isidro labrador y su esposa; Luigi y María Beltrame Quattochi (siglo XX) que, según dijo Juan Pablo II, vivieron una vida ordinaria de modo extraordinario. Tuvieron 4 hijos, 2 de ellos sacerdotes.
Familias. Como la familia de San Basilio y su esposa Emelia con todos sus hijos: Pedro de Sebaste, Gregorio Niseno, Macrina y el grande San Basilio Magno. Y también la familia del venerable Tescelín, su esposa la beata Alicia y sus hijos los beatos Guy, Gerardo, Humbelina, Andrés Bartolomé, Nivardo y el gran San Bernardo de Claraval.

14 de diciembre de 2009

Vocación No... Vocación Sí...

La Vocación...
  • No es el camino de los conformistas y de los satisfechos con la situación de este mundo; sino de los violentos y rebeldes que aspiran a que su paso por él lo haga un poco mejor.
  • No es el camino de los que regatean y miden sus obligaciones para con Dios y el prójimo; sino de los que siguen voluntariamente a Jesucristo.
  • No es el camino de los egoístas, que sólo miran hacía sí mismos; sino de los generosos que piensan en los pobres de la tierra.
  • No es el camino de los que quieren hacer un favor a Dios; sino de los que corresponden agradecidos a la propuesta que Dios les hace.
  • No es el camino de los desilusionados, aburridos, tristes; sino de quienes sienten el fuego del Evangelio.
  • No es el camino de los que confían en sus fuerzas; sino de los que se abandonan y apoyan constantemente en Dios.

9 de diciembre de 2009

Concebida sin mancha de pecado original..

El 8 de diciembre de 1854 S. S., Pío IX, después de recibir peticiones de Obispos y Universidades de todo el mundo, se reunió en la Basílica de San Pedro, con más de 200 prelados, cardenales, arzobispos, obispos, embajadores y miles de fieles católicos, y en medio de la emoción general declaró solemnemente: "Declaramos que la doctrina que dice que María fue concebida sin pecado original, es doctrina revelada por Dios y que a todos obliga a creerla como dogma de fe".

En ese momento las campanas de las 300 torres de Roma se echaron a vuelo. Palomas mensajeras salieron en todas las direcciones llevando la gran noticia, y en los 400,000 templos católicos del mundo se celebraron grandes fiestas en honor a la Inmaculada Concepción.

Unas monjas le preguntaron al Pontífice: "Santo Padre: ¿Qué sintió S. S. en el momento en que proclamó el Dogma de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre de 1854? Porque le veíamos como transformado y con el rostro iluminado".

Y el Santo Pontífice respondió: "Sentí un conocimiento tan claro y tan grande de la incomparable pureza de la Virgen María que nadie podría describir; mi alma quedó llena de alegrías nunca sentidas. Reunid todas las grandes alegrías de vuestra vida: las del día de la Primera Comunión, las del día de Toma de Hábito y del día de la Profesión, las de Bodas de Plata, etc., etc., y tendréis una pequeña idea de lo que mi alma sintió en aquella fecha memorable".

Hace muchos años en una gran reunión de sabios, el doctor más famoso de ese tiempo, Dun Scotto, probó que María sí es Inmaculada, o sea sin mancha del pecado original, con este famoso argumento:
¿A Dios le convenía que su Madre naciera sin mancha del pecado original? Todos respondieron: Sí, a Dios le convenía que su Madre naciera sin ninguna mancha. Esto es lo más honroso, para Él.
¿Dios podía hacer que su Madre naciera sin mancha depecado original? Sí, Dios lo puede todo, y por tanto podía hacer que su Madre naciera Inmaculada.
¿Lo que a Dios le conviene hacer lo hace? ¿O no lo hace? Lo que a Dios le conviene hacer, lo que Dios ve que es mejor hacerlo, lo hace.

Entonces Scotto exclamó:
Luego 1° Para Dios era mejor que su Madre fuera Inmaculada. 2° Dios podía hacer que su Madre naciera Inmaculada: 3° Por lo tanto: Dios hizo que María naciera sin mancha del pecado original. Porque Dios cuando sabe que algo es mejor hacerlo, lo hace.
Todos aplaudieron y aceptaron esta verdad.
Dicen que este argumento se le ocurrió al pasar por frente de una estatua de la Virgen y decirle: "Oh Virgen Sacrosanta dadme las palabras propias para hablar bien de Ti"

8 de diciembre de 2009

María, madre y modelo de cada vocación.

Existe una criatura en la que el diálogo, entre las libertades de Dios y del hombre, es perfecto; de manera que las dos libertades realizan plenamente el proyecto vocacional; una criatura que nos ha sido dada para que en ella podamos contemplar un perfecto designio vocacional, el que debería cumplirse en cada uno de nosotros.

Es María, la imagen salida del designio de Dios sobre la criatura. Es, en efecto, criatura como nosotros, pequeño fragmento en el que Dios ha podido verter todo su amor divino; esperanza que nos ha sido dada para que podamos también nosotros aceptar la Palabra a fin de que se cumpla en nosotros.

María es la mujer en la que la Sma. Trinidad puede manifestar plenamente su libertad electiva. Como dice San Bernardo: «Esta no es una Virgen encontrada en el último momento, ni por casualidad, sino que fue elegida antes de los siglos; el Altísimo la predestinó y se la preparó». Y San Agustín había escrito: «Antes que el Verbo naciese de la Virgen, El ya la había predestinado como su madre».

María es la imagen de la elección divina de toda criatura, elección hecha desde la eternidad y totalmente libre, misteriosa y amante. Elección que, normalmente, va más allá de lo que la criatura puede desear para sí: que le pide lo imposible y le exige sólo una cosa: el valor de fiarse.

Pero la Virgen María es también modelo de la libertad humana en la respuesta a esta elección. Ella es la muestra de lo que Dios puede hacer cuando encuentra una criatura libre de acoger su propuesta. Libre de pronunciar su «Sí», libre de encaminarse por la larga peregrinación de la Fe, que será también la peregrinación de su vocación de mujer llamada a ser Madre del Salvador y de la Iglesia. Aquel largo viaje se concluirá a los pies de la cruz, con un «Sí» todavía más misterioso y doloroso que la hará ser plenamente madre; y, después, también en el cenáculo, donde engendra y sigue todavía hoy engendrando, con el Espíritu, la Iglesia y cada vocación.

María, en fin, es la imagen perfectamente realizada de la «mujer», perfecta síntesis del alma femenina y de la creatividad del Espíritu, que en Ella encuentra y escoge la esposa, virgen madre de Dios y del hombre, hija del Altísimo y madre de todo viviente. ¡En Ella cada mujer encuentra su vocación de virgen, de esposa, de madre!

7 de diciembre de 2009

Adviento, tiempo de preparación...

Adviento, que significa "llegada", indica el espíritu de vigilia y preparación que los cristianos debemos vivir. Como se prepara la casa para recibir a un invitado especial y celebrar su estancia, los 4 domingos previos a la Navidad, los cristianos nos preparamos para recibir a Jesús.

Es propio de este tiempo pensar: ¿Cómo vamos a festejar Noche Buena y Navidad? ¿Con quien vamos a pasar las fiestas? ¿Qué voy a regalar? Pero todo esto no tiene sentido si no consideramos que es a Cristo a quien tenemos que acompañar y agasajar. Cristo quiere que le demos lo más preciado que tenemos: nuestra vida; por lo que el Adviento nos sirve para preparar ese regalo que Jesús quiere, es decir, el adviento es un tiempo para tomar conciencia de lo que vamos a celebrar y de preparación espiritual.
Durante el Adviento renovamos el deseo de recibir a Cristo por medio de la Oración, el sacrificio, la generosidad y la Caridad con los que nos rodean, es decir, renovarnos procurando ser mejores en nuestra vida para recibir a Jesús.

La Iglesia durante las 4 semanas previas a la Navidad dedica la Liturgia de la Misa a la contemplación de la primera "llegada" de Cristo, de su próxima "llegada" triunfal y la disposición que debemos tener para recibirlo. El color morado de los Ornamentos recuerda la actitud de penitencia y sacrificio con que debemos prepararnos.

La familia como Iglesia se reune para hacer más profunda esta preparación. Algunas familias rezan en torno a una Corona de ramas de hojas perennes sobre la cuál colocan velas que encienden cada domingo. En otros lugares se elabora un calendario para marcar los días hasta la Navidad. En países, como México, familiares y amigos se reúnen para celebrar las Posadas rezando el Rosario, recordando el peregrinar de María y José hacia Belén. En todas estas reuniones el sentido de penitencia y sacrificio se enriquece por la esperanza y el espíritu de fraternidad y generosidad que surge de la alegría de que Dios estará con nosotros.

4 de diciembre de 2009

¿Qué es la Vocación?

El termino Vocación tiene varios significados, poniendo siempre en el centro, a la persona.
Por Vocación se entiende en primer lugar el "Proyecto de Vida" que elabora cada uno sobre sus experiencias y en la confrontación con un sistema coherente de valores que dan sentido y dirección a la vida del individuo.

En el terreno religioso, Vocación indica la llamada por parte de Dios, como iniciativa suya amorosa, y la respuesta de la persona en un dialogo amoroso de participación corresponsable.
El problema de la Vocación se presenta por tanto, como una realidad compleja. Para poder ser entendido completamente, debe considerarse por tanto desde un doble punto de vista: por parte de Dios y por parte del hombre.
Vista desde la perspectiva de Dios, la Vocación se presenta como la iniciativa de Dios que se da y que al darse llama. Por parte del hombre, es una invitación, una interpelación a la que hay que dar una respuesta.

Niveles y Dimensiones de la Vocación.
¿Sabías que la vocación se da a nivel personal y comunitario en varios niveles?

El hombre ha sido llamado a la existencia para trascender como persona en un dialogo propio de aceptación y de cooperación con todos los llamados a la existencia (vocación humana); así mismo, es convocado en un proyecto de crecimiento en el amor mediante el llamado a la Fe en Cristo Jesús (vocación cristiana), y se expresa de forma concreta y específica por la participación en la misión y vida de la Iglesia, para construcción del Reino de Dios (vocación específica).

Primer Nivel: Vocación Humana. Cada hombre es un ser único e irrepetible, llamado por Dios a la existencia en un proceso de maduración que se descubre como persona, lleno de posibilidades y potencialidades, con limitaciones y necesidades. Este proceso se realiza en relación consigo mismo, con Dios, con los demás y el mundo que le rodea.

Segundo Nivel: Vocación Cristiana. El hombre llamado a la vida, descubre además un llamado a la fe, que es adentrarse a la aventura de un Dios que se le revela en su caminar. Por este segundo llamado descubre que Dios es Padre y que le llama por Jesucristo para ser su hijo en una vida de santidad.

Tercer Nivel: Vocación Cristiana Específica. El llamado a la Fe implica una adhesión consciente a Cristo, ya que el encuentro con él transforma a la persona, de manera que el ser cristiano no puede darse de forma abstracta o etérea, sino que pide situarse en una forma de ser cristiano concreto: como laico, como consagrado, como misionero o como ministro ordenado. Así, el proceso de madurez humana y cristiana, se desenvuelve en un compromiso gradual dentro de la Iglesia para el mundo.