11 de agosto de 2010

Argentinos que viven de milagro...

Sufrían enfermedades terminales y se curaron. Tuvieron accidentes fatales y sobrevivieron. Fue luego de que ellos o sus familiares le rezaran a católicos en procesos de canonización. El Vaticano consideró que se trató de milagros.
Nota de Sergio Rubin, Diarío Clarín, 11/08/2010.

El pequeño Manuel, de apenas un año y medio de edad, desapareció de la vista de los mayores una fría tarde de julio en la quinta de sus tíos, cerca de la localidad entrerriana de Nogoyá. Los peores presagios comenzaron a ganar a todos a medida que pasaba el tiempo y el chico no aparecía. Hasta que lo encontraron en la pileta llena de agua estancada, boca a bajo, inmóvil, sin ningún signo vital. "Manuelito estaba frío como un mármol y pesado por el agua que había tragado, con una baba blanca que le salía de la boca", recuerda hoy su mamá, Alicia Silio de Vilar. Su hermana, con algún conocimiento médico, confirmó lo peor: "No tiene pulso".

En una carrera desesperada, lo llevaron al hospital San Blas de Nogoyá, donde el médico de guardia constató la ausencia de signos vitales. No había latidos cardíacos ni respiración. De todas formas, inició los auxilios de práctica para un ahogado. En el pasillo, Alicia empezada a aceptar que su hijo estaba muerto. Fue entonces que por sugerencia de una amiga comenzó a rezarle a la Madre Maravillas, una carmelita española con fama de milagrosa que murió en 1974. Alicia había escuchado hablar de ella en el monasterio carmelita de Nogoyá. Incluso, años atrás le había rezado para que su marido consiguiera trabajo, gracia que la monja le concedió.

Recordó la oración a la Madre Maravillas y comenzó a serenarse. Sintió que la monja carmelita le daba la certeza de que Manuelito se salvaría. Llegó a serenar a los que los rodeaban, quienes creyeron que estaba sufrieron un trastorno por el golpe emocional que había recibido. A los 35 minutos de haber iniciado los ejercicios de resucitación, el médico comunicó que el chico vivía, pero que, en el mejor de los casos, quedaría en estado vegetativo por todos los minutos que no respiró. Manuelito fue inmediatamente trasladado al hospital San Roque, de Paraná, con respirador artificial. Al llegar, los médicos vaticinaron que, muy probablemente, Manuel no pasaría la noche.

Pero 19 horas después, ocurrió algo asombroso: el chico, todo entubado, se incorporó en la camilla, se sacó el catéter y comenzó a llamar a la madre. Dos días después, el chico fue dado de alta sin que presentara secuela alguna. "Los médicos no lo podían creer", cuenta Alicia. Pero ella estaba segura de que la vuelta a la vida de Manuel había sido producto de un milagro por intercesión de la Madre Maravillas. De hecho, el caso fue presentado ante el Vaticano para que se estudiara si efectivamente fue un hecho milagroso y así posibilitar la canonización de la Madre Maravillas. En 2001, una junta médica confirmó que se trató de un hecho "inexplicable para la ciencia".

El caso de Manuel es uno de los 11 sucedidos en el país en las últimas décadas que fueron reconocidos por la Santa Sede como milagros. Y que sirvieron para que hombres y mujeres que murieron con fama de santidad llegaran a los altares. Porque para que un católico que tuvo una vida cristiana ejemplar -confirmada tras un profuso estudio- llegue a ser declarado beato hace falta que se compruebe que Dios obró un milagro por su intercesión. Y otro más, para que sea proclamado santo.

Según dice la periodista Marta Noce en su libro "Milagros en la Argentina", además de la canonización de la Madre Maravillas, los milagros aceptados por el Vaticano en el país permitieron la beatificación de la monja cordobesa María del Tránsito Cabanillas; la española Nazaria March Mesa y la italiana Antonina de Angelis (sor Ludovica); el sacerdote francés Guillermo Chaminade, y el español Faustino Miguenz, y el enfermero italiano de la patagonia Artémides Zatti. Y la canonización de la italiana María Josefa Roselló y del sacerdote francés Miguel Garicoits (dos). A los que debe sumarse el que posibilitó, en 2007, la beatificación, de Ceferino Namuncurá.

Este último caso, se produjo en 1999 cuando los médicos le diagnosticaron a la cordobesa Valeria Herrera de Koua, que por entonces tenía 24 años, un virulento cáncer de útero. "Dijeron que la metástasis en los pulmones y en el hígado serían fulminantes", recuerda. "Nunca olvidaré aquel viernes en que me comunicaron que tenía un coreocarcinoma que me mataría en pocas semanas", relata. Y agrega: "Cuando mi esposo salió esa noche al patio a tomar fresco me fui a mi dormitorio y encontré sobre la mesita una revista con la vida de Ceferino. La leí y lo sentí cerca. Entonces, casi lo increpé. Le dije: ¿A vos te hace falta un milagro?: Hacémelo a mí".

Hoy dice que fue muy dura con el indiecito, que pecó de soberbia. Pero que se sintió identificada con él porque también había sido, como ella, un misionero que sufrió una enfermedad grave siendo muy joven. Lo cierto es que, al lunes siguiente, grande fue el asombro cuando los médicos comprobaron que los ocho tumores del tamaño de una perla habían desaparecido. "¿Qué pasó?", dijeron. A lo que ella respondió con otra pregunta: "¿Ustedes creen en los milagros?". La historia clínica se cerró con 2 palabras: "involución espontánea". Hoy Valeria tiene 3 hijos.

Pero los milagros comprometen. Como lo admite Elena Otero de Gaudino, que se salvó de un tumor en la tiroides con ramificaciones en la laringe y la faringe luego de rezarle al padre Chaminade, fundador de los marianistas. "Debemos agradecer dando testimonio de nuestra fe", dice.

9 de agosto de 2010

Vaticano prepara un libro para prevenir los ACV...

Reunió a los mejores especialistas, entre ellos un argentino, para elaborar consejos.

Por Valeria Román (Diarío Clarín 09/08/2010).

La actriz estadounidense Sharon Stone, el líder cubano Fidel Castro, y el ex primer ministro de Canadá, Jean Chretien, entre muchos otros conocidos a nivel internacional, figuran entre las víctimas de los ataques cerebrovasculares (más conocidos como ACV). Los cantantes Gustavo Cerati y Lucía Galán, del grupo Pimpinela, y el conductor televisivo Sergio Velazco Ferrero, también han sufrido diferentes tipos de problemas cerebrovasculares, que son enfermedades no transmisibles que aumentan no sólo en los famosos sino en la población general: se calcula que hoy en el mundo 15 millones de personas sufren un ataque cada año.
La preocupación por esta enfermedad también llegó al Vaticano , que reunió a los más reconocidos especialistas para que den recomendaciones puntuales sobre la prevención y el tratamiento con la idea de bajar la cantidad de afectados. El encuentro se realizó en la Academia Pontificia de la Ciencia, que publicará un libro antes de fin de año con las recomendaciones de los expertos, entre los que estuvo el médico argentino Conrado Estol. También asistieron otros especialistas, como el español Valentín Fuster.

“ Hay una gran preocupación porque las enfermedades cerebrovasculares son la segunda causa de muerte en el mundo, a pesar de ser prevenibles. También son causa de discapacidad y de pérdida de memoria”, comentó Estol. “La mayor parte de los médicos y de la población aún no saben o no hacen lo que se debe para prevenir esta enfermedad”, agregó. El médico argentino fue recibido por el Papa Benedicto XVI, que en 1991 también sufrió un ataque cerebrovascular. Entre los factores de riesgo de los ataques figuran la hipertensión no controlada, la diabetes, el consumo de cigarrillos y antecedentes de enfermedad del corazón.

Algunos consejos:

Controlar la hipertensión es fundamental para mantener un corazón sano y también una de las mejores maneras de prevenir un ACV.

Evitar el sobrepeso. La sugerencia de los especialistas es comer “colores”, en frutas y verduras. Restringir las grasas y consumir pescados y aceite de oliva. También recomiendan dejar el cigarrillo.

Conviene además reducir el consumo de sal y, en este sentido, evitar las conservas y la sopa en cubitos. Es mejor acostumbrarse a sazonar con otros condimentos.

Es fundamental además hacer actividad física.