Juan Pablo II, en la carta apostólica “Novo Millennio ineunte”, dice: “El ideal de perfección no implica una especie de vida extraordinaria, practicable sólo por algunos “genios” de la santidad. Los caminos de la santidad son múltiples y adecuados a la vocación de cada uno. Doy gracias al Señor que me ha concedido beatificar y canonizar a tantos cristianos, y entre ellos a muchos laicos, que se han santificado en las circunstancias más ordinarias de la vida. Ahora es el momento de proponer de nuevo a todos con convicción este “alto grado” de la vida cristiana ordinaria”.
En la historia de la Iglesia, han habido Santos de todos los colores y razas y en todo tiempo y lugar. Ninguna profesión tiene la exclusiva de la Santidad y ninguna esta excluida de ella. Hay Santos para todos los gustos, desde niños pequeños a abuelitos, de débiles doncellas a robustos soldados, de reyes o Papas a agricultores analfabetos.
Veamos algunos ejemplos:
Reyes. Luis de Francia y Fernando de Castilla. Isabel de Hungría o Isabel de Portugal.
Soldados. San Sebastián, capitán romano que murió mártir, atravesado por varias flechas.
Profesores. Don Bosco, Marcelino Champagnat.
Políticos. Tomas Moro, patrono de los políticos. Canciller de Inglaterra, decapitado por no anular el matrimonio de Enrique VIII.
Madres de Familia. Sta. Mónica, mamá de San Agustín. Sta. Francisca Romana, Catalina de Génova, Gianna Beretta Molla.
Niños. San Pelayo y San Tarsicio. Y los beatos Jacinta y Francisco, videntes de Fátima.
Sabios. San Jerónimo, San Agustín, Tomás de Aquino, Teresa de Avila, Catalina de Siena.
Indígenas. San Juan Diego, el vidente de la Virgen de Guadalupe, y Katerina Tekakwitha, apache de Estados Unidos.
Médicos. Santos Cosme y Damián, mártires de nuestra fe.
Zapateros. San Crispín y San Crispiniano, dos mártires del siglo III.
Asesoras del Hogar. Sta. Zita, desde los 12 sirvió como empleada en una familia distinguida hasta su muerte, o Angela Salawa.
Papas. Los beatos Pío IX y Juan XXIII, de feliz memoria, y otros muchos como San Pedro, San Lino, San Cleto.
Esposos. San Isidro labrador y su esposa; Luigi y María Beltrame Quattochi (siglo XX) que, según dijo Juan Pablo II, vivieron una vida ordinaria de modo extraordinario. Tuvieron 4 hijos, 2 de ellos sacerdotes.
Familias. Como la familia de San Basilio y su esposa Emelia con todos sus hijos: Pedro de Sebaste, Gregorio Niseno, Macrina y el grande San Basilio Magno. Y también la familia del venerable Tescelín, su esposa la beata Alicia y sus hijos los beatos Guy, Gerardo, Humbelina, Andrés Bartolomé, Nivardo y el gran San Bernardo de Claraval.