Virgen María, madre de Jesús y madre nuestra, señora de la esperanza, en este día queremos acompañarte junto a la tumba de tu hijo, él ha descendido al lugar de los muertos pero no ha sido vencido, con su resurrección ha triunfado sobre la misma muerte venciéndola para siempre.
Tú, Virgen de la esperanza, siempre confiaste en el Señor y por eso ningún sufrimiento te hizo desesperar.
Ayuda a nuestra familia para que aún en las pruebas más duras y amargas, sepa esperar como Tú, sabiendo que después de la muerte llega siempre la resurrección. Amén.