Señor Jesús, con este mismo ramo te acompañamos hoy a recordar tu entrada en Jerusalén, con nuestra presencia en el templo dijimos que somos tus seguidores y que tú eres el rey de los reyes.
Ahora te pedimos que protejas a nuestra familia de todo mal y nos conviertas en testigos de tu amor y tu paz, para que un día podamos reinar contigo en la Jerusalén celestial, donde vives y reinas por los siglos de los siglos, amén.
28 de marzo de 2010
22 de marzo de 2010
Nuevos Seminaristas en la Diócesis...
En la Misa de inicio de actividades celebrada en Vísperas de la Solemnidad del Patriarca San José, patrono del Seminario Introductorio, ingresaron al mismo: Agustín Álvarez (Pquia. San José de Villa Dominico); Ezequiel Bravo (Pquia. Cristo Redentor de Villa Jardín); Sebastian Campero (Pquia. San Antonio de Padua de Gerli); Lucas Ceccoli (Pquia. San Juan María Vianney de Monte Chingolo); Matías Lagana (Pquia. Ntra. Sra. del Rosario de Piñeyro) y Gastón Lovizio (Pquia. Ntra. Sra. de Fátima de Valentín Alsina).
En su homilía, Mons. Frassia dijo que “ellos ingresan hoy al Seminario donde tendrán que ir conociendo más de cerca al Señor. Tienen la gracia del inicio pero requerirán la gracia de la perseverancia, del seguimiento cotidiano, más de cerca, al Señor. Hay que rezar por ellos para que descubran cuál es la voluntad de Dios en su vida. Y que lo decidan con libertad, con madurez, para que vivan plenamente lo que Dios les pide. ¡Si Dios pide es porque Dios lo da! ¡Y si Dios lo pide, porque lo da, es posible! ¡Es posible vivir haciendo la voluntad de Dios! ¡Es posible cumplir con su voluntad!”
En su homilía, Mons. Frassia dijo que “ellos ingresan hoy al Seminario donde tendrán que ir conociendo más de cerca al Señor. Tienen la gracia del inicio pero requerirán la gracia de la perseverancia, del seguimiento cotidiano, más de cerca, al Señor. Hay que rezar por ellos para que descubran cuál es la voluntad de Dios en su vida. Y que lo decidan con libertad, con madurez, para que vivan plenamente lo que Dios les pide. ¡Si Dios pide es porque Dios lo da! ¡Y si Dios lo pide, porque lo da, es posible! ¡Es posible vivir haciendo la voluntad de Dios! ¡Es posible cumplir con su voluntad!”
21 de marzo de 2010
Nuevo Sacerdote Mariano en la Diócesis...
El viernes 19 de marzo, nuestro Obispo, Mons. Rubén Frassia ordenó Sacerdote al Diácono Sebastián Genoni, perteneciente a la Congregación de los Padres Marianos de la Inmaculada, en la parroquia Madre de la Misericordia...
18 de marzo de 2010
Ordenaciones Diáconales...
A las 10 hrs. del próximo sábado 20 de marzo, en la Catedral Nuestra Señora de la Asunción (San Martín 705, Avellaneda), el Obispo de la diócesis de Avellaneda Lanús, Mons. Rubén Oscar Frassia ordenará diáconos -en orden al sacerdocio ministerial- a los seminaristas Leonardo Chimento y Sebastián Calabrese.
Sus lemas:
“Doy gracias a Nuestro Señor Jesucristo, porque me ha fortalecido y me ha considerado digno de confianza, llamándome a su servicio” (1Tim 1, 12)
Elegí este lema porque resume lo que siento en este tiempo; doy gracias porque siempre fui, y más en este momento, un agradecido a Dios por todo lo que me dio, desde mi familia a toda la gente que conocí en este camino. Sobretodo doy gracias porque confió en mi, no tuvo en cuenta mis miserias, mis pecados, mis faltas que cometo como todos, sino que por su misericordia, por su gran amor hacia mi, me tuvo en cuenta para esta misión, para este servicio.
En este ultimo tiempo recuerdo el proceso de estos siete años de seminario, de todo lo que fui viviendo y no dejo de ser un agradecido a Dios, le debo todo, me dió sólo espera, tal como espera de todos, nuestra fidelidad, cada uno desde su vocación; estoy dispuesto a responderle dando lo mejor de mi. Les pido que recen por mi y por Leo, por esta misión que el Señor nos encomendó. Si El nos guió hasta ahora, lo va a seguir haciendo. No dejemos de confiar en el Dios amor, seamos testigos de EL, allí donde estemos. - Sebastián.
“Yo te he elegido para amar”
La experiencia del encuentro con Jesús, nuestro Señor, y el gozo de su Amor, ha marcado tanto mi vida y mi vocación que, desde el fondo de mi ser, brota responder a su Amor con todo mi amor.
La canción “Consolad”, inspirada en el espíritu del libro del profeta Isaías en especial el capítulo 40, ha sido en este tiempo como la voz que puso palabras al sentir de mi corazón. Por eso, como lema de mi ordenación diaconal elegí la frase del estribillo: “Yo te he elegido para amar”, para que nunca me olvide que es su fuerza, su luz, su consuelo y su amor lo que debo anunciar a su pueblo para gloria de su Nombre. - Leonardo.
Sus lemas:
“Doy gracias a Nuestro Señor Jesucristo, porque me ha fortalecido y me ha considerado digno de confianza, llamándome a su servicio” (1Tim 1, 12)
Elegí este lema porque resume lo que siento en este tiempo; doy gracias porque siempre fui, y más en este momento, un agradecido a Dios por todo lo que me dio, desde mi familia a toda la gente que conocí en este camino. Sobretodo doy gracias porque confió en mi, no tuvo en cuenta mis miserias, mis pecados, mis faltas que cometo como todos, sino que por su misericordia, por su gran amor hacia mi, me tuvo en cuenta para esta misión, para este servicio.
En este ultimo tiempo recuerdo el proceso de estos siete años de seminario, de todo lo que fui viviendo y no dejo de ser un agradecido a Dios, le debo todo, me dió sólo espera, tal como espera de todos, nuestra fidelidad, cada uno desde su vocación; estoy dispuesto a responderle dando lo mejor de mi. Les pido que recen por mi y por Leo, por esta misión que el Señor nos encomendó. Si El nos guió hasta ahora, lo va a seguir haciendo. No dejemos de confiar en el Dios amor, seamos testigos de EL, allí donde estemos. - Sebastián.
“Yo te he elegido para amar”
La experiencia del encuentro con Jesús, nuestro Señor, y el gozo de su Amor, ha marcado tanto mi vida y mi vocación que, desde el fondo de mi ser, brota responder a su Amor con todo mi amor.
La canción “Consolad”, inspirada en el espíritu del libro del profeta Isaías en especial el capítulo 40, ha sido en este tiempo como la voz que puso palabras al sentir de mi corazón. Por eso, como lema de mi ordenación diaconal elegí la frase del estribillo: “Yo te he elegido para amar”, para que nunca me olvide que es su fuerza, su luz, su consuelo y su amor lo que debo anunciar a su pueblo para gloria de su Nombre. - Leonardo.
15 de marzo de 2010
La Misericordia del Señor...
Reflexiones radiales de Monseñor Rubén Oscar Frassia.
4º domingo de Cuaresma.
Evangelio según San Lucas 15, 1-3. 11-32 (Ciclo C)
Queridos hermanos, el viernes 19 celebramos la Solemnidad de San José, Esposo de la Virgen María. Tengamos en cuenta que José es el Varón Justo de la fe, que cuidó a la Virgen y luego cuidó a Jesús, por eso decimos que es el Patriarca Universal de la Iglesia que cuida todas las vocaciones, en especial las vocaciones sacerdotales.
Evangelio: la Misericordia de Dios.
Es el relato del padre misericordioso junto al hijo pródigo, que vuelve, con el hijo mayor y esa actitud celosa y egoísta. La Palabra de Dios es muy fuerte e iluminadora que tenemos que escuchar, repetir y leer para que entre en nuestra mente y nuestro corazón.
Aquí hay tres actitudes para ver:
La actitud del hijo pródigo: no sé si volvió a la casa del padre totalmente arrepentido o no; o volvió porque tenía hambre; -a veces hay segundas causas que no siempre son las más dignas-; pero lo más importante es el reconocimiento que tiene, ante su padre, de que pecó “contra el cielo y contra él”; algo que reconoce y que es muy valioso. Tuvo la dignidad de volver reconociendo su pecado o su equivocación.
La actitud del hijo mayor: que no entiende al padre ni al hermano. No lo entiende porque mira estrictamente, juzga con lo que ve. Y de lo que ve, es cierto lo que dice. El papá nunca le hizo una fiesta, en cambio “éste” (el menor) que vivió disolutamente, tuvo el mérito. Pero no entiende la misericordia del padre, no entiende a Dios. Como muchos de nosotros, a veces, no entendemos a Dios y juzgamos humanamente. Y humanamente uno se equivoca porque es parcial, en cambio Dios es total, universal y amplio.
La actitud del padre: que no sólo espera que el hijo llegue, ¡sino que sale a recibirlo!; y no lo reta sino que lo abraza, lo viste, le da ropa, lo calza y hace una fiesta. ¡Este es Dios! Por eso siempre hay que volver a Dios, no quedarse ahí pensando que uno va a recibir un castigo; más bien va a recibir una bendición y un abrazo misericordioso de Dios.
Este es un tiempo de volver a Dios; de confesarnos ante un sacerdote; de tener la fuerza de la reconciliación y estar bien en esta Cuaresma, preparándonos para la Pascua. Cada uno de nosotros repite la historia del hijo pródigo, pero cada uno de nosotros tiene que encontrarse con el Padre Misericordioso que te abraza, que te bendice, que te perdona y te hace fiesta.
Que lo podamos vivir: les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
4º domingo de Cuaresma.
Evangelio según San Lucas 15, 1-3. 11-32 (Ciclo C)
Queridos hermanos, el viernes 19 celebramos la Solemnidad de San José, Esposo de la Virgen María. Tengamos en cuenta que José es el Varón Justo de la fe, que cuidó a la Virgen y luego cuidó a Jesús, por eso decimos que es el Patriarca Universal de la Iglesia que cuida todas las vocaciones, en especial las vocaciones sacerdotales.
Evangelio: la Misericordia de Dios.
Es el relato del padre misericordioso junto al hijo pródigo, que vuelve, con el hijo mayor y esa actitud celosa y egoísta. La Palabra de Dios es muy fuerte e iluminadora que tenemos que escuchar, repetir y leer para que entre en nuestra mente y nuestro corazón.
Aquí hay tres actitudes para ver:
La actitud del hijo pródigo: no sé si volvió a la casa del padre totalmente arrepentido o no; o volvió porque tenía hambre; -a veces hay segundas causas que no siempre son las más dignas-; pero lo más importante es el reconocimiento que tiene, ante su padre, de que pecó “contra el cielo y contra él”; algo que reconoce y que es muy valioso. Tuvo la dignidad de volver reconociendo su pecado o su equivocación.
La actitud del hijo mayor: que no entiende al padre ni al hermano. No lo entiende porque mira estrictamente, juzga con lo que ve. Y de lo que ve, es cierto lo que dice. El papá nunca le hizo una fiesta, en cambio “éste” (el menor) que vivió disolutamente, tuvo el mérito. Pero no entiende la misericordia del padre, no entiende a Dios. Como muchos de nosotros, a veces, no entendemos a Dios y juzgamos humanamente. Y humanamente uno se equivoca porque es parcial, en cambio Dios es total, universal y amplio.
La actitud del padre: que no sólo espera que el hijo llegue, ¡sino que sale a recibirlo!; y no lo reta sino que lo abraza, lo viste, le da ropa, lo calza y hace una fiesta. ¡Este es Dios! Por eso siempre hay que volver a Dios, no quedarse ahí pensando que uno va a recibir un castigo; más bien va a recibir una bendición y un abrazo misericordioso de Dios.
Este es un tiempo de volver a Dios; de confesarnos ante un sacerdote; de tener la fuerza de la reconciliación y estar bien en esta Cuaresma, preparándonos para la Pascua. Cada uno de nosotros repite la historia del hijo pródigo, pero cada uno de nosotros tiene que encontrarse con el Padre Misericordioso que te abraza, que te bendice, que te perdona y te hace fiesta.
Que lo podamos vivir: les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
8 de marzo de 2010
La Vocación del Cristiano es la Santidad...
1 de marzo de 2010
La Transfiguración del Señor...
Reflexiones radiales de Monseñor Rubén Oscar Frassia.
2º domingo de Cuaresma.
Evangelio según San Lucas 9, 28b-36 (Ciclo C).
En este Evangelio nos encontramos con la Transfiguración del Señor, donde el Padre le muestra su gloria junto Moisés y Elías: el Patriarca mediador y el Profeta. Es el Antiguo Testamento que está acompañando a Jesús, que va a vivir el momento más importante preparándose a su próximo éxodo, que deberá tener en Jerusalén.
Moisés y Elías parece que lo están consolando, animando para que dé el paso definitivo. Pero esto no significa “debilidad” del Señor, sino que es acompañamiento ante la misión de Jesucristo.
Luego está la voz del Padre que lo señala como Hijo y nos invita a escucharlo. Es “el ciervo de Yaveh que está destinado al sacrificio”. El sacrificio único que nos redime y lo hace nuestro Redentor, el Salvador, el Mesías. Y todo se va a concentrar en Jerusalén. Pero la última parte, el epílogo, no será la muerte sino la Resurrección. Es Dios que acompaña a Jesús para hacer este acto único y definitivo.
Todo esto, también tenemos que vivirlo. El hombre nace solo y muere solo. En la vida uno tiene que tomar decisiones que, muchas veces, las tiene que tomar solo. Ante grandes situaciones, ante conflictos, ante perplejidades, ante tentaciones, ante desafíos, ante miedos ¡tiene que tomar decisiones!
De allí que, cada uno de nosotros, el cristiano, debe prepararse para la misión para la madurez, para su pascua, para decirle si definitivamente a Dios. Que no tengamos miedo: el Señor pasó por nosotros; el Señor lo vivió, nosotros tenemos que repetir el mismo misterio.
Pero esta decisión de decirle si a Dios, es el acto más sublime, más humano más cristiano, más pleno, que una persona puede tomar: decidirse por Dios y alejarse de todo aquello que sea pecado.
No hay resultados tangibles, a veces, sólo la certeza de que el Señor guía nuestra historia. Muchas veces las decisiones terminan, aparentemente, en un fracaso. Pero el epílogo no es el fracaso sino que es la Vida Nueva, la Resurrección.
Que la Resurrección de sentido a nuestra vida y a las decisiones que tenemos que tomar, para ser más humanos y vivir cada vez más responsablemente como cristianos.
Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
2º domingo de Cuaresma.
Evangelio según San Lucas 9, 28b-36 (Ciclo C).
En este Evangelio nos encontramos con la Transfiguración del Señor, donde el Padre le muestra su gloria junto Moisés y Elías: el Patriarca mediador y el Profeta. Es el Antiguo Testamento que está acompañando a Jesús, que va a vivir el momento más importante preparándose a su próximo éxodo, que deberá tener en Jerusalén.
Moisés y Elías parece que lo están consolando, animando para que dé el paso definitivo. Pero esto no significa “debilidad” del Señor, sino que es acompañamiento ante la misión de Jesucristo.
Luego está la voz del Padre que lo señala como Hijo y nos invita a escucharlo. Es “el ciervo de Yaveh que está destinado al sacrificio”. El sacrificio único que nos redime y lo hace nuestro Redentor, el Salvador, el Mesías. Y todo se va a concentrar en Jerusalén. Pero la última parte, el epílogo, no será la muerte sino la Resurrección. Es Dios que acompaña a Jesús para hacer este acto único y definitivo.
Todo esto, también tenemos que vivirlo. El hombre nace solo y muere solo. En la vida uno tiene que tomar decisiones que, muchas veces, las tiene que tomar solo. Ante grandes situaciones, ante conflictos, ante perplejidades, ante tentaciones, ante desafíos, ante miedos ¡tiene que tomar decisiones!
De allí que, cada uno de nosotros, el cristiano, debe prepararse para la misión para la madurez, para su pascua, para decirle si definitivamente a Dios. Que no tengamos miedo: el Señor pasó por nosotros; el Señor lo vivió, nosotros tenemos que repetir el mismo misterio.
Pero esta decisión de decirle si a Dios, es el acto más sublime, más humano más cristiano, más pleno, que una persona puede tomar: decidirse por Dios y alejarse de todo aquello que sea pecado.
No hay resultados tangibles, a veces, sólo la certeza de que el Señor guía nuestra historia. Muchas veces las decisiones terminan, aparentemente, en un fracaso. Pero el epílogo no es el fracaso sino que es la Vida Nueva, la Resurrección.
Que la Resurrección de sentido a nuestra vida y a las decisiones que tenemos que tomar, para ser más humanos y vivir cada vez más responsablemente como cristianos.
Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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