La devoción a la Virgen ha marcado la identidad cultural de nuestro pueblo, en particular a la República Argentina la ha marcado la Virgen de Luján. El milagro de Luján se remonta a 1630, la prehistoria de nuestra Patria.
El hecho del milagro de Luján tiene como característica el silencio: la Virgen no habló. Estaba de paso, peregrinando hacia el Norte y quiso quedarse. Sin palabras. Con esas dos dimensiones tan propias del hombre: peregrinar y arraigar. La maternidad de la Virgen María tiene en nuestra tierra 373 años.
También Luján es un cruce natural de caminos, un punto de encuentro, aún desde lo sociológico quienes se encuentran en Luján no lo harían en ningún otro lado.
Desde 1975 los jóvenes de la Iglesia empezaron con esta Peregrinación Juvenil a pie bajo el lema “La juventud peregrina a Luján por la Patria”: tal como ocurrió en el milagro de Luján en silencio, con la contundente palabra que es la presencia.