“No se dejen intimidar por un entorno en el que se pretende excluir a Dios y en el que el poder, el tener o el placer son los principales criterios”, expresó el Santo Padre, y subrayó: “Puede que los menosprecien, como se suele hacer con quienes evocan metas más altas o desenmascaran los ídolos ante los que hoy muchos se postran”.
El Sumo Pontífice, que viene poniendo énfasis en las problemáticas sociales a través de cada una de sus intervenciones, recalcó: “Cada época tiene sus problemas, pero Dios da en cada tiempo la gracia oportuna para asumirlos y superarlos con amor y realismo”.
Ante una catedral repleta, tanto en su interior como en su explanada, el Pontífice observó que estos años de preparación para el sacerdocio “deben ser de silencio interior, de permanente oración, de constante estudio y de inserción paulatina en las acciones y estructuras pastorales de la Iglesia”.
Además, se refirió a la entrega total a la tarea ministerial: “Nosotros debemos ser santos para no crear contradicción entre el signo que somos y la realidad que queremos significar”.
Fuente: AICA.