El papa Juan Pablo II veneró la imagen de la Virgen de Civitavecchia, una estatua de yeso proveniente de Medjugorje que supuestamente había llorado sangre en 14 ocasiones.
Lo asegura en el libro “La Madonnina de Civitavecchia. La verdadera historia de un doloroso drama de amor” monseñor Girolamo Grillo, obispo emérito de esta diócesis a 50 km. de Roma.
Dice que el secretario personal del Papa, Stanislaw Dziwisz, le llamó para que acudiera al Vaticano con la estatua. Era el 9 de junio de 1995, 3 meses después de que el obispo viera con sus propios ojos el extraordinario llanto de la estatua.
“Estuvimos rezando largo rato. Durante la cena, el Papa me pidió que le contase lo sucedido. Empecé a explicárselo pero paré porque me di cuenta de que él sabía más que yo. Me quedé impresionado. Después habló sobre el significado de este llanto. Después de cenar me ordenó que mantuviese esto en silencio y que un día, yo debía contar al mundo que Juan Pablo II había venerado la imagen de Virgencita de Civitavecchia. Le pregunté cuándo y me dijo que me daría cuenta yo sólo”, dice monseñor Grillo.
Como prueba de este encuentro, muestra en su libro una carta en la que relataba esta visita, firmada y fechada por el propio Juan Pablo II.
“Le pregunté a don Stainslaw: ¿Quién me creerá, quién creerá lo que he escrito en mis diarios? Me dijo que describiera en una carta lo sucedido esa noche y que le enviase dos copias. Una semana después me devolvió lo escrito firmado por Juan Pablo II”, relata el obispo emérito de Civitavecchia.
Además el obispo asegura que el cardenal Angelo Sodano, entonces Secretario de Estado, le llamó varias veces en nombre del Papa para que tuviese fe y creyese en el llanto extraordinario de la estatua.
Sin embargo, el Vaticano, en concreto la Congregación para la Doctrina de la Fe, no ha hecho ninguna declaración oficial que validase estos hechos extraordinarios.
No consta que sea sobrenatural, pero...
“Durante una primera investigación de una comisión se concluyó con la definición “non constat de sopranaturalitate”, una conclusión un poco imprecisa que viene a decir que en ese momento no se puede constatar su origen sobrenatural. No es la conclusión negativa, “constat de non”, que significa que consta que no es sobrenatural”, explica el vaticanista Andrea Tornielli.
Para monseñor Grillo la beatificación de Juan Pablo II ha sido el signo de que debía hacer pública esta veneración. Nuevos episodios de una historia sobre la que la Iglesia no ha pronunciado todavía su última palabra.